Advierten que el diagnóstico del estrés se hace tarde y mal
Podría afirmarse, sin demasiado riesgo al error, que el estrés es una enfermedad globalizada, “un mal que nos afecta a todos”. Sin embargo, su masividad no siempre impulsa a los especialistas a combatirla. De hecho, en el último Congreso del Estrés, que se realizó semanas atrás en Córdoba, médicos y psiquiatras advirtieron que el estrés se diagnostica tarde y además, mal.
Cuando la persona no supera determinado problema, y eso persiste, y no puede afrontar con éxito lo que lo conflictúa, hay sustancias químicas del organismo que quedan activadas mucho más tiempo que el normal y actúan contra el propio organismo provocando enfermedades. Esto es lo que los médicos califican como estrés crónico o prolongado que, advierten, debería llamarse “distrés”.
El cardiólogo Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, enumera las enfermedades que aparecen como consecuencia de esta situación: cardiovasculares como arritmias, angina de pecho, infarto agudo de miocardio, muerte súbita, ACV, alteraciones neurológicas, hormonales y hasta alergias. “Entonces cabe la posibilidad de que una persona llegue a la consulta por una enfermedad y reciba una muy buena atención específica para el motivo de consulta, pero que se soslaye el hecho de ir a las causas primarias que promovieron esa patología”, detalla. López
“El médico, porque no tiene tiempo, tiende a no escuchar a las personas, sino que escucha el síntoma . Uno tiene que escucharlo un rato y poder interpretar; al hablar, probablemente, el mismo paciente se dé cuenta de lo que le está pasando. Pero las consultas son de muy poco tiempo y se receta por el síntoma”, amplía el concepto Pablo Cólica, presidente del Congreso y director de la Asociación de Medicina del Estrés de Córdoba.
Rossetti es contundente cuando aconseja que la atención del paciente tiene que ser amplia y no sólo médica: “La consulta tiene que incluir diagnósticos médico y psicológico adecuados para determinar las vulnerabilidades individuales frente al síndrome del estrés y trabajar sobre ellas para evitar la aparición de enfermedades o la repetición del evento que haya dado la consulta”.
“Es un problema de los médicos en su formación y de los pacientes en su formación cultural. La psicoterapia forma parte de la prevención y del tratamiento de los problemas”, refuerza Cólica, para quien “vivimos en una sociedad semi estresada”.
“Al médico hay que ir por lo que uno está sintiendo, pero cuando se trata de prevenir, hay una parte médica y otra psicoterapéutica que tienen que ir juntas. El solo hecho de escuchar un buen rato a la gente, de ponerse en el lugar del otro, hace que esa persona se sienta comprendida y escuchada”, remarca Cólica.
Para López Rossetti es difícil contabilizar la población que sufre estrés, pero la falta de una estadística no lo hace dudar de su masividad: “Lo que se puede determinar son vulnerabilidades, pero claramente es un síndrome en expansión a nivel mundial ”.